Visitar los cementerios
Érase una vez un venerable anciano de sienes plateadas, huesos quebradizos y piel apergaminada, aunque mente lúcida e ingeniosa. En realidad, debía de contar poco más de cincuenta años, pero en su época no se consumían complejos vitamínicos, serums, antioxidantes y demás productos-milagro como si los regalasen. Bueno, únicamente vino tinto. Pero no nos desviemos […]
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